¿Qué verdad hay encerrada en esos datos?

¿Por qué esos detalles?

Estaba recordando cuando era niña y participaba en la natividad de la iglesia el día de Noche Buena. En dos ocasiones, hice el papel del ángel que anuncia a los pastores:
“No tengáis miedo, porque vengo a traeros una buena noticia, que será causa de gran alegría para todo el pueblo. En la ciudad de David os ha nacido hoy un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Ésta será la señal para que lo reconozcáis: encontraréis al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.”

Memorizaba estas líneas y las actuaba lo mejor que podía pero no ha sido hasta hace poco que me paré a meditar en el mensaje del ángel. ¿Por qué era necesario decir “en la ciudad de David”? ¿Por qué la necesidad de dar el detalle de que la señal sería encontrar al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre? ¿Qué verdad hay encerrada en esos datos?

En cuanto a la primera pregunta, por qué diría “en la ciudad de David”, si seguimos leyendo en Lucas capítulo 2, vemos que los pastores dicen: “Vamos a Belén.” Está claro que los pastores sabían quién era David, el jovencito que derrotó al gigante y que se convirtió en el segundo rey del pueblo de Israel, y sabían que era de Belén, y eso que David había nacido, nada más y nada menos, que unos 1.000 años antes que Jesús. 

Eso lo encuentro impresionante, ¿a caso yo recuerdo quién fue el rey de España hace 1.000 años atrás y mucho menos saber en qué ciudad nació?  Por lo tanto, ¿por qué el ángel dio la buena noticia con este dato sobre la ciudad de David? ¿Qué es importante aquí, la ciudad? ¿David? Pues en sí, las dos cosas son importantes. La ciudad, Belén, es extraordinariamente parte de una profecía Mesiánica, anunciada siglos antes del nacimiento de Jesús. Es fascinante ver cómo Jesús cumplió más de 300 profecías que comprueban que El es el Salvador, el Mesías, el Redentor. Y ésta en específico, se encuentra en el Antiguo Testamento, en el libro de Miqueas. Dios dice ahí: ”Oh Belén Efrata, eres solo una pequeña aldea entre todo el pueblo de Judá. No obstante, en mi nombre, saldrá de ti un gobernante para Israel, cuyos orígenes vienen desde la eternidad.” Aquí Dios estaba diciendo que Su gobernante, el escogido por El, saldría de Belén.

Y, ¿por qué el nombre de David es importante?

David, como rey, recibió una promesa de Dios en 2 de Samuel: “Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre y tu trono será estable eternamente.” Obviamente, el reino de un hombre no puede ser eterno, no puede ser para siempre, y sin duda podemos afirmar que no son estables. Entonces, ¿a qué o quién se refería?

Cuando el ángel dijo “en la ciudad de David”, estaba confirmando que Jesús nacería en la ciudad escogida por Dios, Belén, escogida no solamente siglos antes de que Jesús naciera, pero escogida desde la eternidad. No fue mera coincidencia. De hecho, dicen que en hebreo, la palabra coincidencia ni si quiere existe en el vocabulario.

Y “en la ciudad de David” también confirmaba que Jesús sería descendiente de la familia de David. Interesantemente, el libro de Mateo empieza con estas palabras: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.” Esto confirma que la promesa que hizo Dios al rey David se cumplió, porque nunca faltaría rey en Israel. Sin embargo, hace mucho tiempo que Israel no tiene un rey actual. Pero Dios lo dijo. ¿Entonces qué? Jesús es el Rey de reyes, y Señor de señores. Su Reino sí es eterno y para siempre. Y si te preguntas, ¿cuándo vemos que Jesús reinó en la tierra como rey? Es una buena pregunta, porque no lo hemos visto todavía. Esa es una profecía que todavía tiene que cumplirse y es parte de la esperanza venidera. Jesús regresa por segunda vez y si esta verdad no la has escuchado nunca, en el último libro de la Biblia, Apocalipsis, Jesús mismo dice: “¡Vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro.”

Y yendo ahora a la segunda pregunta, ¿por qué la necesidad de dar el detalle de que la señal sería encontrar al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre? La respuesta a mi modo de ver es fascinante, porque una vez más demuestra cómo la Biblia es un libro completo y necesita ser leído como tal. Cuando el Antiguo Testamento se deja a un lado, el Nuevo Testamento pierde significado. Cuando se leen sus páginas con un lente moderno y occidental, en vez de oriental y judío, podemos, sin quererlo, modificar el significado. Me explico. Es fácil imaginarse que la palabra pañales es algo lógico para un bebé. Obviamente no se trataba de los cómodos y modernos pañales de hoy en día. Pero después de aprender sobre la cultura oriental y bíblica de aquel tiempo, puedo entonces entender lo siguiente:

Para empezar, los pastorcillos no eran pastores comunes. Eran pastores encargados de corderos designados a ser sacrificados por los sacerdotes. Jesús es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. Y también es el Buen Pastor.

El pesebre, no es el típico pesebre que vemos representado en las natividades. Más bien debió ser una cueva utilizada para albergar a esos corderos sacrificiales hasta que fueran llevados al templo para ser colocados en un altar. Esas cuevas usadas para albergar ovejas y otros animales, que incluyen estanques de agua, también son normales en el Mediterráneo, ¿verdad? Incluso hoy en día.

Y esos pañales no eran SOLO la tela usada para enrollar al bebé Jesús.

Eran tiras de tela que se usaban para envolver las piernas de los corderos sacrificiales para evitar que se rompieran, porque esos corderos tenían que ser IMPECABLES, si no, no podían ser sacrificados. Y qué poderoso mensaje el que trajo el ángel: Jesús, el escogido por Dios, nacido en Belén, de descendencia del rey David, presentado a los pastores encargados de corderos sacrificiales, nacido en una cueva que alberga tales corderos, envuelto en telas muy específicas, 33 años más tarde, sacrificaría su vida por ti y por mí. Su destino fuimos tú y yo. “Por cuanto Dios amó al mundo, que entregó a su único Hijo, para que todo el que crea en El, no perezca pero tenga vida eterna.” El papel de Jesús no ha terminado. Su segunda venida es verdadera. Pero no es necesario esperar su regreso para recibir Su regalo, para sentir Su amor, para tener Su paz, para mirar al futuro con esperanza. Puedes recibir a Jesús en tu corazón, puedes entregarle todas tus cargas a El, ahora mismo. El te escucha y te recibe tal como eres y en la situación en la que te encuentres. El ya demostró Su amor por ti, al venir al mundo en forma de bebé hace 2.000 años atrás. También entregó Su vida por ti. Y sin duda, regresará y reinará. Aférrate a esa realidad y confía en El.
Feliz Navidad a todos. ¡Shalom!

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